Tripadvisor o el opinador de a pie

<blockquote class=»twitter-tweet» lang=»es»><p>Después de echar un ojo a TripAdvisor, no os parece increíble la cantidad d perdonavidas y d gastro-enteraos q hay en circulación?</p>&mdash; Francis (@FrancisPaniego) <a href=»https://twitter.com/FrancisPaniego/statuses/499944526438748160″>agosto 14, 2014</a></blockquote>

<script async src=»//platform.twitter.com/widgets.js» charset=»utf-8″></script>

Después de echar un ojo a TripAdvisor, no os parece increíble la cantidad d perdonavidas y d gastro-enteraos q hay en circulación? (SIC)

Francis Paniego lanzaba el 12 de agosto este tweet generando largas conversaciones tuiteras -algunas no exentas de chanzas y críticas tras un desafortunado tweet del cocinero riojano, de esos que se publican en caliente, sin releer, sobre el ‘derecho a opinar’ de los comensales. 

Pero fueron muchos más los que le ‘tuitearon’ su apoyo, sin preguntar siquiera cuáles eran los comentarios que le habían molestado tanto.

A mí Paniego me ha parecido siempre un tipo muy correcto, en persona, en los medios y en Twitter, así que me lancé a navegar por Tripadvisor en busca de la causa de su disgusto. ¿Tal vez uno en el que la usuaria se queja de que no le preguntaron si le habían gustado los platos y recomienda otro restaurante?; ¿alguno sobre Tondeluna a los que sí suele responder? Una mezcla de todos, lo más probable. 

En esa conversación tuitera alguien le decía a Francis que lo malo de estos sitios es que no puedes darte de baja. Y en efecto, Tripadvisor tiene un apartado en el que explican que no, que si deseas eliminar la ficha de tu establecimiento tienes que cerrarlo. Suena muy dramático, pero es el silogismo básico. 

¿Qué puedo hacer para borrar mi sitio de Tripadvisor?

Y que ya que estás, te aproveches de las oportunidades marketinianas de la herramienta. Un «Y ya que no te puedes ir, dalo todo por nosotros, digo por ti.»

Captura de pantalla 2014-08-26 a la(s) 14.37.23

Captura de pantalla 2014-08-26 a la(s) 18.34.22

Listas de tu ciudad

No estoy en contra de los portales de opinión de restaurantes -¡faltaría más!. Pero tengo claro que les falta muchos filtros para que me los crea más allá de un exitoso modelo de negocio.

En 11870 los hermanos Encinar tienen desde la sana costumbre de publicar la foto del ticket del restaurante y de la carta ¿qué mejor prueba de que se ha estado allí, en una fecha concreta, y se ha pedido el plato que se comenta?

En Tripadvisor apuestan por otorgar categorías a los usuarios según el número de publicaciones -siempre me parecerá más creíble la crítica de alguien que ha escrito sobre varios sitios que conozca que uno con un solo comentario negativo. Y al vincularlo con Facebook se pueden filtrar por ‘amistad’ (amigos de amigos incluidos). 

En Google + te salen las reseñas de tus contactos, y en el viejo Foursquare podías filtrar por sitios donde hubieran hecho checkin tus amigos.

Pero lo que para mí hace Tripadvisor poco ‘serio’ es una de sus grande apuestas marketinianas: los ranking.

Victor de la Serna ponía el dedo en la llaga en la conversación a partir del tuit con el que se abre este post: En el Puerto de Santa María la semana pasada el mejor era un mexicano;hoy,un asador de pollos.

Hace un par de veranos un amigo y yo caminábamos como turistas desinformados por nuestra ciudad natal después de que el restaurante al que habíamos decidido ir -sin reservar- estuviera lleno.

¿Y ahora dónde vamos? Nuestra intención era saltarnos la costumbre de cenar de tapas, sentarnos en una mesa con una botella de vino de por medio y platos, y ponernos al día.

Mi amigo sacó el teléfono y tiró de Tripadvisor -”cuando viajo por Europa miro la lista de la ciudad que sea, y de los 5 primeros investigo por otro lado y suelo acertar”, me explicó ante mi cara de escepticismo.

Empezaba a llover. Teníamos hambre en lugar de paraguas, y como entre los cinco primeros de la lista había uno cercano del que nos sonaba el nombre y había mesa, allí fuimos.

El resultado, aquí.

Eso sí, gracias a la lista descubrimos lugares que ni los que viven y alternan habitualmente en la ciudad sabían que existían, como este Coffee corner que durante meses ha encabezado el top 5 de ‘Restaurantes’ (no locales donde comer, ni cafeterías, RESTAURANTES) de Salamanca.

Mamá, tengo un diploma.

Y lo que más fascina es cómo han logrado que su certificado de excelencia -un diploma que envían a los establecimientos con una media alta de opiniones positivas- generen tanto entusiasmo en hosteleros, que los cuelgan en la pared del local cual título universitario o curso de especialización en depilación láser por un instituto superior, y hasta en medios de comunicación.

<blockquote class=»twitter-tweet» lang=»es»><p>Restaurante El Refugio, La Restinga, <a href=»https://twitter.com/hashtag/ElHierro?src=hash»>#ElHierro</a>, logra el Certificado de Excelencia de TripAdvisor 2014 <a href=»http://t.co/O3TZyr8Mhw»>pic.twitter.com/O3TZyr8Mhw</a></p>&mdash; Diario El Hierro (@DiarioElHIerro) <a href=»https://twitter.com/DiarioElHIerro/statuses/480033308118896640″>junio 20, 2014</a></blockquote>
<script async src=»//platform.twitter.com/widgets.js» charset=»utf-8″></script>

Hace unos días en Cartagena, en un restaurante con una ubicación excepcional y una propuesta de cocina de sencilla con toques creativos (vamos un sitio bonito donde se comía bien), tenían colgado el diploma de marras a la excelencia y el ordenador abierto por la ficha de Tripadvisor del local.

«¿Y esto?» No pude por menos de preguntarle al camarero. «Es que viene mucha gente por Tripadvisor y estamos siempre muy pendientes de los comentarios.» Días después comprobé que, efectivamente, el dueño los contesta extensamente. 

Y meses atrás, en La Manga del Mar Menor, en un restaurante con terraza a pie de playa, vi un diploma con tipografía parecida al de Tripadvisor pero en rosa en el que una web de organización de bodas de la zona CERTIFICABA que en ese establecimiento las bodas eran de calidad.

No aseguraba amor eterno, ni que la novia no fuera a fugarse en barco con el mejor amigo del marido desde allí mismo. Pero eso no es lo que importa. 

 

 

 

 

Elena Arzak y la fórmula sal+pimienta=azúcar

Imagen

Elena Arzak ha estado multiempleada en estos dos días que llevamos de Madrid Fusión y actividades complementarias: el lunes por la mañana ejercía de jurado del concurso La mejor tapa creativa con queso, patrocinado por Lactalis y convocado a través de Facebook  en el que ganó  Victor Trochi ; por la noche acudió a la presentación de libro de Eneko Atxa editado por Apicius en el Hotel de las Letras, y hoy ha hecho doblete en Madrid Fusión, de nuevo como jurado de un concurso de tapas -maridadas con Mahou- y por la mañana, en su ponencia ‘Creatividad urbana, sal+pimienta=azúcar’.

Elena salió al escenario acompañada por Igor Zalakain y Xavier Gutiérrez, responsables de innovación de Arzak desde el año 2000, y antes de explicar la ecuación dejó claro que en el restaurante del Alto de Miracruz las tendencias no cambian: «Trabajamos sobre ellas. Profundizamos y así encontramos nuevos caminos», y que por fortuna, el factor económico les permite apostar por la creatividad».

Sal + pimienta= azúcar. Una ecuación conceptual expresada de forma metafórica
 – La sal es el sabor del plato, básico e importante. Representa la esencia del producto, con lo que nos vamos a identificar: entorno y cultura.

– La pimienta es todo lo que no representaría el producto; es lo que hace que el plato sea divertido: La chispa, la elaboración, la vajilla… Todo lo que hay que trabajar con imaginación.

– El azúcar: el resultado de la suma. Lo que gusta. El mensaje global del plato. Lo que hace que quede en nuestra memoria
Que el plato llegue a ser excelente inolvidable
Y la ecuación es lo que invita a que la búsqueda sea incansable.

Luego realizaron en el escenario una manzana sanguina, perforándola con una aguja fina para convertirla en sanguina, y envasándola al vacío 7 minutos con jugo de remolacha. El resultado final lo rellenaron con foie, kéfir envuelto en nueces y coco -«poco, que a los de Donosti nos gusta poco el coco».
Elena se confesó fascinada con un polvo de perlas que se usaba antiguamente en guisos indios del que le hablaron en Londres y que tratan de imitar dando un toque nacarado al final del plato. 

También unas ostras volcánicas sobre un plato de sal -«lo ideal sería aderezarla con sal volcánica de Hawai, pero es complicado conseguirla en grandes cantidades, claro», y un postre de chocolate inspirado en el glacial Perito Moreno «donde el chocolate se sustituye por la algarroba.

Aplaudimos mucho, y acto seguido Andrea Tumbarello pujó en la tradicional subasta de trufa negra de Soria, que se llevó para sus restaurantes por 3.000 euros y la promesa de que Juan Echanove acudiera a la inauguración de su próximo local. Y los responsables de restauración de Iberostar, la otra, con la promesa, hecha por el alma de Don Giovanni de ir dar unas jornadas gastronómicas de la trufa en alguno de sus establecimientos.

Luego llegó Quique Dacosta a dar una lección magistral de realización técnica, audiovisual y de cocina mientras su equipo preparaba alguno de los platos de Made in the Moon. Pero como en breve empieza nuevo espectáculo, digo menú en QuiqueDacosta, lo dejamos para próximo post.

 

 

 

Hagan juego y conozcan la cocina de los Sandoval

Hace 90 años se cerró -oficialmente- el último casino de Madrid capital, y hace un par de semanas Casino Gran Madrid abría, por todo lo alto, una sucursal en el paseo de Recoletos 37-41, a la altura de la plaza de Colón.

Haciendo honor a la ubicación, el espacio gastronómico del mismo recibe el nombre de Columbus. Y al frente del mismo, los hermanos Sandoval (Coque, que ofrecen más de 40 platos imprescindibles para conocer la historia y evolución culinaria de su cocina.
Además, zona de afterwork con una reseñable carta de cócteles y una selección de tapas con la esencia de los sabores de su cocina.

 

 

 

Gastronomía, lifestyle y comunicación 2.0